No me puedo levantar...
Ni mi pies aguantan ya...
Te marchaste cuando aún era un niño,
cuando aún tu pelo se envolvía entre mis dedos,
cuando aún podía sentir la pasión
en los latidos de tu corazón.
Traté de explicarte lo que me hacías sentir
y tu respondiste con un ''no me hagas reír''
¡No quiero mirar! ¡No puedo mirar!
¡No quiero ver! ¡No puedo mirar!
No quiero verte marchar
de aquí...
Me pongo los calzoncillos
y salgo al balcón.
Te veo corriendo
destrozando toda aspiración.
Te vas sin dejar ni rastro,
apenas un zapato de cristal.
¡No quiero mirar! ¡No puedo mirar!
¡No quiero ver! ¡No puedo mirar!
No quiero verte marchar
sin mí...
No puedo soportarlo, voy y me planto en tu portal.
No puedo evitarlo y te beso como no lo hice jamás.
Mi ser se estremece y tu don se humedece...
Caricias que hablan, palabras que abarcan...
Y ahora que estamos juntos otra vez
tú vuelves a desaparecer.
¡No quiero mirar! ¡No puedo mirar!
¡No quiero ver! ¡No puedo mirar!
No quiero verte marchar
de mí...
No me quiero despertar...
Tu presencia es tan fugaz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario