El mundo me atrapa, y no sé cómo describirlo.
Creemos que el trabajo de los escritores consiste en observar el universo y
captarlo sobre el papel, en encerrar la realidad dentro de las palabras, pero a
veces es la realidad la que nos encierra a nosotros, y las palabras se quedan
vacías. Mi cuaderno, ese que me regalaste, también está vacío, y yo atrapado en
esta habitación, que cada día es más triste y sombría. ¿Por qué no me rescatas?
El mundo me
atrapa, y desde debajo de las enormes montañas de libros que pueblan mi
escritorio aparecen a cada minuto millones de ácaros de polvo que ocultan
universos infinitos, pero no soy capaz de escribir sobre ellos. Ni si quiera
soy capaz de verlos ni de tocarlos. Simplemente sé que están ahí, como en una
dimensión paralela a la que no puedo cruzar, a la que nunca podré cruzar. Ellos
se limitan a mirar desde las sombras cómo voy siendo consumido lentamente por
las horas del día. A veces también de la noche. ¿Por qué no me rescatas?
El mundo me
atrapa, y cuando parece que la niebla empieza a disolverse cae la noche y me
atraganta. Atraganta mis relatos y mis cuentos. Mis frases, mis palabras, mis
sílabas y mis letras. Me atraganta. Y tú no estás aquí para sanar mi
inspiración. Con tus ojos, tu boca, tu nariz, tu pelo, tu cuello, tus andares, tus
sonrisas, tus bostezos, tus enfados, tus lamentos, tus idas y venidas, tu olor,
tu fe, tu cuerpo. Tus llamadas nocturnas, tus encuentros desesperados y tus
cervezas a media noche. Me pegunto por qué no me rescatas.
Si el mundo me
atrapa, amor, ¿por qué no me rescatas?
Tu amado escritor.
1 comentario:
Creo que esa sensación de ahogo es mucho más común de lo que nos gustaría... Es cierto que a veces, intentando captar el mundo, quedamos encerrados en él.
Publicar un comentario