A este

La lluvia se precipitó a caer sobre las calles de Sevilla sin ningún tipo de pudor o remordimiento.

Meses de sequía. Meses de voces y gritos. Meses rezando por su llegada. Miles de cosechas muertas, miles de campos sumidos en la íntegra podredumbre. Miles de muertes.

Y tuvo que llegar la única semana que no quisimos que lo hiciera. Tuvo que llegar, de polizón, cuando nadie la invitó.

Meses de ilusiones, fuerzas, sueños, emociones, preparación, risas, lucha, ganas, sacrificio. Meses de inútil trabajo y vagas esperanzas. Miles de pequeños corazones rotos y enfangados, encharcados en decepción.

Miles de húmedas miradas puestas en el cielo. Oídos alerta, esperando el tronar de la primera corneta.

Alguna marcha, alguna saeta.

2 comentarios:

Gema dijo...

"Maestro!"

Nuria dijo...

El mundo es caprichoso y hay veces que castiga. Ayer estuve viendo la de Pino Montano, ¿qué quieres que te diga? Sin palabras...