22 de Abril

La noche era oscura y extensa, pero no tanto como lo había sido la tarde, o como lo seríamos nosotros. Al fin y al cabo ambos eramos jóvenes y artistas.

Tú a la pluma y yo al pincel.

Mis dedos se deslizaban imprecisos entre las férreas cuerdas de una acústica robada mientras tu tímida voz trataba de alcanzar las melodías que yo trazaba.

Ni las manos del músico estaban acostumbradas al tacto de aquella guitarra ni la garganta de la vocalista preparada para seguirla. Pero a ninguno le importó.

Habíamos decidido entregarnos a la música y así lo hicimos.

Inventamos acordes y canciones, y también entonamos otras viejas, aparentemente olvidadas. Antiguos números de musical callejero muy parecidos a los que en esos momentos vivíamos.

Siempre defendimos el arte en todas sus formas y por encima de todo lo demás, pero aquel 22 de abril superamos todos los límites.

Sólo tú, yo y el infinito. 




1 comentario:

Gema dijo...

Hay uniones que son arte y cuando estoy contigo siempre algo más. Si defiendo el arte a capa y espada es porque tengo buenos referentes :)

El infinito parece tan lejos pero muy alcanzable cuando se canta, cuando se escribe cuando sólo tú, yo y el infinito.