No quiero mirar.

Hubo un relámpago, se oyó un estruendo y comenzó a llover. Pero el agua no sólo caía al otro lado del cristal.
- ¿A dónde vas? -pregunté desesperado, tratando de retrasar tu inminente fuga.

Recogías ropa a marchas forzadas y hábilmente la ibas colocando casi sin mirar dentro de una enorme maleta de color rojo sangre. Maldita maleta y maldita sangre.
- ¿No contestas? ¿Acaso no merezco ninguna explicación? -insisto.

Me miras, suspiras y sigues recogiendo. En un arrebato te agarro del brazo, aprieto y te suplico:
- No te vayas.
- No tengo otra salida -contestas al fin dejándome oír tu voz- No aguanto esto.
- No seas peliculera. Tienes mucho que perder.
- No me importa.

Tantas negativas me estaban volviendo loco.
- Echarás de menos todo lo que tienes ahora.
- A lo mejor así aprendo a valorarlo. Ahora mismo estoy demasiado perdida para hacerlo.
- ¿Perdida? -ya no podía asimilar tanto pesimismo.
- Quiero encontrarme a mí misma, amor. Quiero salir de aquí, estar sola. Saber cuánto valgo, vivir como quiera y aprender de una vez el sentido de todo esto. Quizás cuando vuelva no sea la misma que ahora, pero al menos sé que seré yo. Sin máscaras, sin influencias.
- Te entiendo... pero es una locura -en realidad no entendía nada ni tampoco quería entenderlo.
- Es lo que tengo que hacer -sonreíste-. Sólo jura que no me echarás de menos.

Cerraste la cremallera de la maleta y me diste un abrazo antes de despedirte para siempre.
- Lo juro -mentí

Todo fue tan rápido, tan grande, tan surrealista...

1 comentario:

Gema dijo...

Querer marcharse es difícil, que esa idea se te haga muy presente llega a ser duro, porque voluntariamente estás renunciando a las cosas que más quieres.

Abandonarte y con un mero gesto pretender cerrar unos cuántos años de emociones, quizás hubiese sido lo mejor, quizás no, sólo sabemos del presente y es lo importante.

Hay que ser muy valiente para renunciar a las cosas que más amas, o estar muy loco y ser un inconsciente.

Querer marcharte y renunciar a las cosas que más quieres es muy duro; con lo pequeña qué es una maleta... Sólo hay que retener lo que se ama, luchar por ello y valorarlo mucho, por ambas partes, como si no hubiera mañana.

Por lo pronto yo me quedo contigo