Voto de silencio

Toda la casa vacía. El aire, el silencio y el polvo solidifican hasta formar una extraña burbuja con olor a soledad. Es lo que sucede cada vez que alguien trata de abandonar el barco. Desierta ella y desertiza esta casa.

Trato de recordar en qué momento llegó la tormenta. En qué momento me alcanzó su rayo, en qué momento  nos ahogó su lluvia y en qué momento el viento se llevó nuestra casita de cartón. Y mientras recuerdo, aún busco algún retal de ella por entre los recodos de este vertedero. Pero no queda nada, ni nadie.

En mi regreso mental al pasado paso por todos los momentos que sacaron de nosotros sonrisas y con la misma gracilidad llego a la noche más oscura. Yo río y tú tiemblas. Tú sueñas y yo no entiendo nada. Como ahora.

Entonces me tumbo en el suelo del salón, miro al techo como si fuese posible ver las estrellas tras él y rememoro otro incómodo momento. Aquel que dio rienda suelta al interminable silencio. Ella no quería hablar, y él no quería escuchar. Ambos sabían el final de la historia y no era necesario inventar. Pero las chicas siempre quieren demostrar su creatividad, y a ti no te faltaba.

Y tu historia acabó en fracaso como tantas otras veces. Pero yo no tengo la culpa, y por eso no voy a romper el silencio. No voy a ser cómplice de esta falsa despedida.

1 comentario:

Gema dijo...

Muchas veces la retórica ha hecho que no nos llegásemos a entender. Muchas veces me he dejado llevar por lo que sentía y puede que a veces se me halla ido de las manos pero porque era demasiado todo lo que tenía que comprender.

A veces hemos podido volar demasiado cerca del sol. Sólo estaba cansada, exhausta y un poco derruida.

En un momento del camino se torció toda la magia. Puede que sea el momento de rechazar todas las teorías y todas las conspiraciones.

No sé lo que tengo que decir, quizás mi cuaderno se explique un poco mejor.