Caminas bajo la lluvia con el cuerpo bañado en alcohol
y en silencio maldices el tiempo en que creíste
vivir en un cuento de hadas.
Rasgas tu vestido blanco y persigues tu propia inquietud;
es el fuego de un corazón infectado de súbita animadversión.
Y sintiéndote sucia por dentro tropiezas de nuevo.
Ya no llevas disfraz ni zapatos de cristal.
No eres la princesa de algún cuento inventado,
eres tú la superheroína.
Vuelas alto y caes fuerte y a pesar de tu suerte
nadie viene a salvarte la vida.
Eres tú la superheroína.
El día en que descubriste que en tu cuerpo estaba tu poder
tu infancia quedó encarcelada bajo hechizo
dentro de un baúl de metacrilato.
Se ensucia tu pelo rizado, palidece el color de tu piel.
No consigues escapar del castillo
que te ha condenado a la extrema ambición.
Te sientes sucia por dentro pero vuelves a caer
y a la espera del príncipe azul tú apagas la luz.
No eres la princesa de tu cuento inventado.
Nadie puede salvarte la vida.
Eres tú la superheroína.
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