Estoy empezando a echarte de menos, ¿sabes? Seguro que no te habías planteado siquiera en cómo podría seguir viviendo sin ti. Si resulta que decides no volver a aparecer. ¿Tan poco te importo? ¿Es que todos los momentos que hemos vividos juntos no significaron nada para ti?
Vale, lo siento. Me estoy pasando. No debería hablarte así. Tú no tienes la culpa de lo que te ocurrió. Aunque el amor sea razón de muchas penas nunca lo es de condena. Y tú y yo sabemos que no es la primera vez que te ha sucedido.
Pero, ¿por qué decidiste desaparecer? No eres el único en tropezar dos veces con la misma piedra. No. Tampoco tres, cuatro ni cinco. Todos caemos. Y era como para no caer...
No pienses que todos han conseguido lo que quieren. Ni tampoco que lo harán. La vida es una mierda para ti y para todos.

En serio. No puedes seguir así. Tienes que regresar, dar la cara, sentir de nuevo. No puedo seguir haciéndome el fuerte por ti. Sabes que ni tú ni yo lo hemos sido nunca. No cuela, ¿vale?
No digo que hagamos como antes y vayamos de locos hasta ver con qué nos encontramos. Pero si me gustaría que caminásemos juntos, como siempre. Y que venga lo que tenga que venir. Lo cogeremos como venga. Y si no viene pues mejor. Ya nos tenemos el uno al otro. Y no necesitamos a nadie más. A nadie.
Porque todos tenemos que aceptar la vida que nos ha tocado vivir.
Rocío --->
No hay comentarios:
Publicar un comentario