Ella al viento

Y ya lo sé, otra vez ha sucedido,
volaron los manteles y el domingo se hizo especial.
Ella salió de su casa aquel sábado de invierno, tan guapa, peinada y aseada como si fuera un domingo de primavera. Su alegre mirada hacía juego con sus sonrientes labios, pintados al carmesí. Entonces no podía imaginar el vendaval al que debía enfrentarse.
Flotaba en azoteas todo mi deseo, un solecito bueno y tus faldas al viento,nada más.
Caminaba deprisa, enérgica, dejando entrever todos y cada uno de los variopintos planes que ya surcaban su mente en busca de una cita para aquella tarde. Parecía bailar y, cuando se dio cuenta, incluso cantaba canciones de domingo, de domingo de primavera.
Aeroplanos que saludo moviendo un espejo, la ropa y tu pelo se movían al mismo compás, nada más. 
Pero, de repente, el cielo dejó de brillar, el sol dejó de calentar y sus piernas temblaron como si fuera cualquier otra noche de invierno. Se nubló el sábado y, con él, todos sus planes, sus canciones, sus domingos y sus primaveras.
Si tu magia ya no me hace efecto, ¿cómo voy a continuar? Si me sueltas entre tanto viento, ¿cómo voy a continuar?
Y ella corrió, luchó y se enfrentó a todos sus miedos, tratando de escapar de aquel tormentoso desajuste. Agarrándose con todas sus fuerzas a lo poco que quedaba de su precioso domingo, del que apenas se salvaron algunas fotos y un recuerdo en forma de canción.
Te deslizas como si fueras de viento 
y al contacto con mis dedos te desvanecieras. 

1 comentario:

Gema dijo...

A parte de los domingos hay otras cosas astrománticas, y esto lo es.

Me encanta toda la combinación de la música y el texto, no podría ser más... ¿intenso, sensorial? Sigue con tanto talento, no nos dejes desprovistos =)