Salvador

INT. HABITACIÓN DE HOSPITAL. NOCHE.
Un chico está sentado en una butaca junto a la cama, sobre la que reposa una mujer. Él está de espaldas, contemplándola. El único sonido que se oye es el del monitor cardíaco, que reproduce los latidos de un corazón malherido. SALVA se da la vuelta, se pone en pié y se dirige a la ventana. Esa noche las estrellas relucen más de lo normal. Tras echar una mirada al cielo nocturno vuelve a la butaca. Poco a poco empieza a quedarse dormido.

EXT. PARQUE. DÍA.
El sol incide hermoso sobre tres amigos que, tumbados boca arriba sobre la hierba, contemplan el cielo más celeste del año. Son dos chicos y una chica. A su alrededor, la gente camina despacio, disfrutando también de la recién llegada primavera.
LUCÍA:
Salva, despierta.

SALVA abre los ojos sobresaltado. Se había quedado dormido sin darse cuenta.
LUCÍA:
¿No es extraño?
ÁNGEL:
¿El qué?
SALVA:
El universo, ¿qué va a ser? Es tan azul, tan infinito, tan eterno, tan inabarcable ...   
ÁNGEL:
Yo sólo veo nubes
LUCÍA:
(Se ríe) Yo me refería a lo que hace el sol con las hojas de ese árbol. Mirad como la luz las atraviesa sin apenas rozarlas. Parece como si las acuchillase y, sin embargo, ahí siguen. Tan vivas como siempre.
ÁNGEL:
Tan poética como siempre...
LUCÍA:
¡Tan insensible como siempre! (Le grita burlona)

LUCÍA se incorpora para encararse a ÁNGEL pero cuando se dirige a pellizcarle se da cuenta de que SALVA, mientras ambos hablaban, también se había incorporado, había sacado la cámara de fotos de la mochila y ahora estaba fotografiando las flores de las que ella hablaba hacía unos segundos.
SALVA:
Sí que es precioso.

LUCÍA sonríe. ÁNGEL la mira, luego a SALVA, finalmente a las flores.
SALVA:
¿Me dejas ver? (Se arrastra sobre la hierba hasta llegar hasta su amigo y echa un vistazo a la pequeña pantalla de la cámara) Están muy quemadas, ¿no? 

SALVA va a contestarle cuando se percata de que ha aumentado considerablemente el número de personas que caminan a su alrededor, ahora mucho más deprisa que antes, todos en la misma dirección. Los tres amigos se miran extrañados.
ÁNGEL:
¿Qué pasa?
LUCÍA:
No lo sé (mira a SALVA). Salva, ¿qué pasa?

SALVA no dice nada. De pronto se levanta y sale corriendo en el mismo sentido que todas aquellas personas. 

INT. DORMITORIO 1. NOCHE.
Una pareja está durmiendo en una cama de matrimonio. La luz de la calle incide tímida por la ventana de la habitación, delante de la cual puede intuirse el contorno de un niño pequeño, inmóvil y en silencio. La mujer despierta y se gira hacia el borde de la cama, encontrándose con el niño, que la mira.
ANA:
¡Salva!
SALVA NIÑO:
He tenido una pesadilla.

La madre de SALVA se coloca el dedo índice en los labios y luego le contesta susurrando: 
ANA:
Vas a despertar a papá. 
SALVA NIÑO:
Pero tengo miedo. Ahora no puedo dormir.
ANA:
(Lo mira comprensiva y sonríe) Anda ven.

Lo coge de la mano y lo lleva fuera de la habitación.

EXT. PARQUE. DÍA.
SALVA sigue corriendo. A medida que avanza se da cuenta de que la gente camina más y más rápido y de que, además, aumenta más y más el número de individuos. Pero él no se queda atrás, incrementa su velocidad, se abre paso entre ellos y atraviesa el parque hasta llegar a la carretera, donde una multitud es testigo de aquello que su corazón ya había visto mucho antes de que ocurriese. En el centro de la calzada dos coches han colisionado y ahora humean caudalosamente, pero toda la atención recae sobre la mujer que transportan sobre una camilla hacia el interior de una ambulancia. SALVA se acerca. LUCÍA y ÁNGEL aparecen ahora entre la gente a tiempo de observar como SALVA se introduce en la misma ambulancia a la que habían llevado la camilla con la mujer. La ambulancia se va y los dos amigos se quedan en silencio, entre la multitud.

INT. PASILLO DE HOSPITAL. DÍA.
SALVA está sentado en un banco, en mitad del pasillo, con el móvil en la oreja. Está hablando con su hermano GABRIEL:
SALVA:
No sé a dónde iba, Gabriel. [...] Pero, ¿qué importa eso? [...] Ni idea, pero me han dicho que lo más seguro es que halla sido culpa de mamá. [...] ¡Da igual! ¡Eso no es lo importante! [...] Mira, tú ven enseguida, querrá verte aquí cuando despierte. [...] No, a papá no le digas nada, ya se enterará cuando no asista a su boda con Leticia. [...] Vale, aquí te espero. Un abrazo.

Salva cuelga pero se queda mirando el móvil. Al final del pasillo aparece un hombre vestido con una bata blanca que se acerca a él.
DOCTOR:
¿Familiar de Ana Velázquez?

SALVA se guarda el móvil en el bolsillo del pantalón y se levanta.
     SALVA:
Sí, soy su hijo

INT. DORMITORIO 2. NOCHE
Es una habitación de niño, pero hay dos camas. Una de ellas está ocupada por un niño dos años mayor que SALVA y la otra por SALVA, que susurra para no despertarlo. ANA está sentada en una silla, junto a su cama. La luz de la lámpara de la mesita de noche es tenue y azulada.
SALVA NIÑO:
Y entonces salí corriendo, pero cuando llegué tú ya no estabas (la abraza con fuerza). Y me puse muy triste.
ANA:
No seas bobo. Sólo ha sido un sueño (le besa en la frente). Estoy aquí, contigo.
SALVA NIÑO:
Pero, ¿y si un día ocurre?
ANA:
Ya no puede ocurrir, porque los sueños son como los deseos, que si los cuentas ya no se cumplen. Así que puedes estar tranquilo.
SALVA NIÑO: 
¿De verdad?
ANA:
De verdad. Ahora duérmete.

ANA apaga la lámpara de la mesilla de noche.
ANA (en off)
Buenas noches.

INT. HABITACIÓN DE HOSPITAL. NOCHE.
SALVA abre los ojos. Sigue sentado en la butaca. Mira a su madre, tumbada en la cama, y vuelve a cerrarlos. Pero alguien entra en la habitación y lo espabila.
GABRIEL:
Hola (cuelga la chupa de cuero y el casco en el perchero y se acerca a su madre). ¿Qué tal está? (Le agarra de la mano) ¿Aún no ha despertado?
SALVA:
El doctor dice que si despierta en menos de veinticuatro horas podemos estar tranquilos.
GABRIEL:
¿Y si no?

SALVA no contesta.
GABRIEL:
¿Has cenado?
SALVA:
No. No he querido separarme de ella.
GABRIEL:
Pues ve a pillar algo, yo me quedo (suelta la mano de ANA para buscar en los bolsillos de su pantalón y sacar una cartera, que abre). Toma.
SALVA
No hace falta, tengo dinero. 

SALVA se levanta de la butaca pero rechaza el dinero de GABRIEL, que vuelve a guardarse la cartera. 
GABRIEL:
Bueno va.
SALVA:
Vuelvo en media hora.
GABRIEL:
Tómate el tiempo que quieras.
SALVA:
Vuelvo en media hora.

SALVA abre la puerta de la habitación, sale y la cierra tras de sí. GABRIEL vuelve a agarrar la mano de su madre. El monitor cardíaco sigue agonizando.

EXT. PARQUE. NOCHE.
SALVA está paseando por el parque mientras se come un perrito caliente. A diferencia de aquella mañana el parque está desierto y pueden oírse los grillos y el sonido del viento bailando entre las hojas de los árboles. El joven termina de comerse el perrito, tira el envoltorio manchado de ketchup en una papelera, y se sienta sobre el respaldo de un banco. Luego se enciende un cigarro. Mira las estrellas.
SALVA NIÑO (en over):
Mamá
ANA (en over):
¿Qué?
SALVA NIÑO (en over):
Ya no tengo miedo.
ANA (en over):
¿Y eso?
SALVA NIÑO (en over):
Porque te he salvado.

Suena el móvil de SALVA.
SALVA:
¿Sí? [...] ¡Voy enseguida!

Tira el cigarro al suelo, lo apaga con el pie y sale corriendo.

EXT. PARQUE. DÍA.
El sol incide hermoso sobre tres amigos que, tumbados boca arriba sobre la hierba, contemplan el cielo más celeste del año. Son dos chicos y una chica. A su alrededor, la gente camina despacio, disfrutando también de la recién llegada primavera.
LUCÍA:
Salva, despierta.

SALVA abre los ojos sobresaltado. Se había quedado dormido sin darse cuenta.
LUCÍA:
¿No es extraño?
ÁNGEL:
¿El qué?
SALVA:
El universo.

NEGRO

1 comentario:

Gema dijo...

Ay, ay, me ha gustado mucho :) Tiene muy buena textura y ambientación... Mucha fluidez e intensidad