Tras ella, ya podían oírse los pasos de sus perseguidores tratando de alcanzarla, pero a juzgar por la intensidad de los mismos aún debían de encontrarse al inicio del corredor. Sin embargo, Sofía aceleró el paso y no tardó en llegar al portón de salida, que se abrió inesperadamente segundos antes de que ella consiguiera tocarlo. Tras él, dos hombres vestidos con traje y gafas de sol arruinaban su huida y no tuvo más remedio que dar media vuelta y correr en dirección contraria. Pero al girar se percató de que, en su vacilación, los monjes (sus otros perseguidores) habían ya recorrido gran parte del corredor y era inminente su captura
Rediseñando su estrategia, Sofía comenzó a abrir las puertas con las que se iba tropezando hasta que dio con una que daba a otro gran corredor. Sin dudar un instante, la joven cruzó el umbral y echó a correr, repitiendo la misma acción con las puertas de éste. Sin embargo esta vez, después de abrir la última puerta, retrocedió y se introdujo por la anterior, escondiéndose tras el quicio. Cuando los monjes pasaron a su lado, ni siquiera se asomaron en su busca. Su plan había sido un éxito.
En ese momento, el crack de una maceta quebrada de una patada la hizo girarse a comprobar que los dos hombres trajeados que antes le habían flanqueado el paso estaban allí, amenazándola con pistolas cuyo calibre no tenía intención de averiguar.
- Danos el crystäl- ordenaron aquellos hombres, pero Sofía no tenía intención de renunciar a él.
Permaneció algunos segundos en silencio, el tiempo suficiente para que el último rayo de Sol desapareciese al otro lado del tejado con un resplandor verdoso que la chica ya conocía. Fue ese el instante en el que la oscuridad terminó de invadir el monasterio de Gaddos y el corazón de la joven princesa Sofía, que ahora pertenecería a las oscuras garras de los agentes de S.H.I.E.L.D, la retorcida y omnipotente organización encargada de encontrar, capturar y silenciar para siempre cualquier retal de belleza que quede sobre el planeta.
Se oyó un disparo. Y murió el arte.
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